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jueves, 10 de diciembre de 2015

La gatita morisca


La gitana le dijo que la venganza no era buena compañera y que sus ojos se volverían de sangre y oscuridad. La piba la miró con desprecio, le tiró unas monedas y se fue corriendo hacia el baldío. La gatita morisca la vio y escapó por los techos hasta llegar a su tienda.

La piba se acomodó la minifalda, amenazó e insultó a la gatita. Luego, ella se dirigió a la casa de la curandera del barrio para reclamarle que sus ojos no habían cambiado de color y quería ojos claros como los gatos. La vieja le había dicho que cambiarían cuando naciera una gatita morisca color caramelo el día de la Luna Nueva de Carnaval. Y Carnaval había pasado ya hacía más de seis meses y nada había mutado en su iris. Los dos gatos del carnicero la escucharon, se miraron y fueron a dar aviso a los gatos de la Biblioteca Popular. 

La vieja abrió la puerta y la piba entró enfurecida vociferando una y mil inmundicias contra la gatita.

La vieja le dijo que se deje de molestar, que se compre lentes de contacto del color que quiera, que había recibido el dinero en Carnaval y se lo había gastado en estupideces. La piba la miró con furia y dijo que sí, que había recibido el dinero de su abuelo y que no quiso comprarse los lentes de contacto, porque quería ojos claros verdaderos.

La vieja la despachó y le dijo que estaba loca. La piba cerró los puños como para golpearla, le escupió el rostro y se fue corriendo.

Siete gatos se reunieron en el baldío a la espera de la piba; el más anciano leyó sus pensamientos: “Le voy a arrancar los ojos a esa gatita de mierda.” – y maulló a sus compañeros lo que había percibido más allá de las voces.

La Luna Llena de agosto, una Luna leonina, habló a los gatos (los gatos y la Luna suelen tener gratas charlas, reservadas sólo para quienes entienden el arte de conversar con los astros) y les dijo que los iba a ayudar, porque la Luna también es felina y las leyendas cuentan que el Sol, convertido en León, se enlazó en amores con una Pantera y de esa unión nació la Luna, Reina de la Noche, negra como pantera cuando es Nueva y dorada como un león al atardecer cuando se llena y asoma sobre el Paraná. 

La gatita morisca de ojos color aceituna se asomó por el tapial, vio a la piba y escuchó que le gritaba toda clase de groserías y habló de venganzas. Los gitanos la oyeron, echaron salvia, menta y romero al fuego y llamaron a su gatita.

La gitana que le había leído el destino a la piba salió de su tienda y le dijo en voz alta y con acento andaluz, que nunca le haga daño a un gato, porque los gatos son Bastet y San Francisco de Asís los protege de todo mal.

La piba se acomodó la minifalda, le hizo una seña obscena con el dedo medio a la gitana y se metió en el baldío para arrancarle los ojos a la gatita morisca.

La Luna se apareció súbitamente tras las figuras de los edificios y se vio en su rostro a una leona albina de ojos color de selva. Los gitanos la vieron y los gatos también.

La piba, ajena a los signos del cielo, se lanzó a la caza de la gatita y trepó el tapial.

Los siete gatos escucharon el aullido del husky, hijo del lobo y de la Luna, y supieron que esa era la señal.

La Luna se oscureció y se convirtió en Yaguarundí, se posó al lado de la gatita morisca y maulló como sólo lo saben hacer los felinos salvajes.

La piba, lejos de asustarse, se llenó de ira y se acercó para arrancarle los ojos a la Luna.

La Luna de un zarpazo le arrancó ambos ojos y le dejó en su rostro la marca de cuatro garras gatunas, salvajes, ardientes, punzantes, dolorosas a más no poder.

La Luna conjuró a la piba transformándola en rata ciega y los gatos se lanzaron sobre ella y la devoraron.

Sólo la gitana vio el final, cuando la cola de la rata era sorbida cual largo spaghetti por la gatita morisca de ojos color aceituna y el husky masticaba la cabeza, despedazando los huesos del cráneo y escupiendo los bigotes, que por cierto, son muy indigestos porque hacen cosquillas en el estómago.


Nadie más la ha visto
Nadie más la vio
La Luna la ha hechizado
Y en rata la transformó

Cazáronla los felinos
Y ni el cráneo se encontró
Ni Dios desde las alturas
Le dio un poquito de perdón

Quiso los ojos de gato
Y Bastet los suyos llevó
Tragóle un husky el cráneo
Y los bigotes escupió

Ay, la gatita morisca
Ojos color de aceituna
Te ha salvado la gitana Luna,
La que en piel de gato bajó

Ay, la Luna gitana
La que dijo que venganza, no
No me dañes los felinos
Maldigo al cazador

Ay, mi gatita morisca
Siete vidas San Francisco te dio
Una se la llevó la Luna
Seis son para vos

Ay, lunita gatuna
Luna de Yaguarundí
Protege a mi gatita
Y protégeme a mí

(Canción de cuna de los gitanos del Barrio Las Delicias, Rosario)


Violeta Paula Cappella.-

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