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sábado, 16 de febrero de 2019

La niña y su gatito



Por Edelweiss Fox Talbot

Hace muchos años, vivía una niña en una casa muy grande cerca de Circunvalación. La niña se llamaba Cynthia y era muy bonita. En esos tiempos, estaban de moda las trenzas y los vestidos con bordados y ella tenía todo lo que quería.

Solamente que sus padres no le permitían tener lo que más quería en el mundo: un gatito.

Los padres decían que los animales son maleducados y que no se saben comportar porque cuando vienen visitas o les gruñen o no los dejan en paz porque piden caricias todo el tiempo.

Ella se iba entonces a la casa de una familia que vivía pasando la vía a jugar con unos gatitos grises. Les llevaba comida a los gatitos y pan blanco y fresco y leche para los chicos y los abuelos de la familia porque era gente muy pobre que no tenían nada.

Un día, uno de los gatitos le rompió jugando un pedacito del vestido y a ella no le importó, pero cuando llegó a la casa, los padres la reprendieron y le dijeron que estaba castigada. Ella dijo que se había enganchado el vestido con una hamaca pero igual la castigaron.

A la semana siguiente, pudo salir nuevamente, pero la familia se había ido a vivir a otro barrio y ya no estaban tampoco los gatitos porque se los habían llevado. Comenzó a llorar mucho y muy angustiada y se fue a la casa de sus abuelos y les contó todo lo que pasaba. Los abuelos le dijeron que adoptarían un gatito del IMUSA y que ella podría ir a jugar todos los días.

Fueron un viernes a buscar un gatito y se encontraron con que en el IMUSA había muchos gatitos y perritos tristes que no tenían familia. Los abuelos adoptaron cuatro gatitos y dos perritos.

Al otro día, ella fue de visita a la casa de los abuelos y se encontró con la sorpresa de todos los animalitos felices jugando en el patio de la casa. Ella se emocionó mucho y pensó que cuando ya sea grande y tenga su propia casa, tendría un patio y un jardín para muchos gatitos y perritos y también otros animales que hayan quedado desamparados y solos.

Cuando terminó la escuela secundaria, se fue a vivir a Casilda y estudió veterinaria.

Ella siempre dice: “no compres gatos o perros, adoptalos”, “no compres animales exóticos, ellos pertenecen a la selva”.

FIN