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jueves, 25 de mayo de 2017

Geología paterna



El tipo estaba obsesionado con estudiar Geología, pero aquí en la Universidad Nacional de Rosario no existe la carrera. Googlea dónde podría estudiar y ve que sí existe en la Universidad de Río Cuarto. Estalla de furia y se dice a sí mismo: “Claro, los cordobeses tienen esas montañas tristes, por eso pueden estudiar geología y acá, obvio, ni la montañita del Parque Independencia es natural. Pero yo sé que en Santa Fe hay una montaña, o lo que queda de ella, yo sé que existe, por lo menos hay una.”

Sigue mirando los links de otras facultades y se encuentra que hasta la Universidad de La Pampa tiene Geología y la UNR no. Habla en voz alta como si la computadora lo escuchase: “¿Y me querés decir qué cosa hay en La Pampa, me querés decir por qué los pampeanos pueden estudiar geología y los rosarinos no, eh? ¿No hay nada en el suelo rosarino? ¿Y en el subsuelo? ¿Qué tenemos acá abajo? ¿Un agujero? ¿Qué, a ver, qué; si hacemos un pozo, nos vamos a encontrar con un chino?” La esposa lo interrumpe en sus elucubraciones y le avisa que ya está la cena servida: zapallo relleno. Él levanta la cabeza, la mira y ve que la panza cada día le crece más, los mellizos en su vientre están por nacer pronto.

Se sienta a la mesa, come su porción de zapallo relleno y piensa, que si su esposa no estuviese embarazada, le propondría ir a vivir a Catamarca, San Juan o Jujuy, trabajar de lo que sea y así podría estudiar geología.

Mientras piensa, el televisor grita obscenidades sobre la política argentina; lo apaga y la esposa le pregunta qué le pasa. Él refunfuñando le responde: “¿Y vos te pensás que el gordo sapo ese se las sabe todas? Es un nabo que ni siquiera estudió periodismo y ahí lo tenés, dando cátedra de política, viviendo en Miami y en la lujuria, lleno de guita, si yo tuviera la platita de este, me iría a estudiar geología a Jujuy, Catamarca o La Pampa.” Se levanta de la mesa y se sienta nuevamente frente a la computadora y se le ocurre una idea brillante: estudiar geología a distancia. Sonríe y googlea estudiar geología a distancia. Aparecen universidades de todo el mundo y con ellas las sumas que hay que pagar en dólares o euros. Se toma la cabeza con ambas manos y grita: “¡Me voy a suicidar con una rodocrocitaaaaa!”.

La esposa se acerca y le pregunta por qué no estudia de manera autodidacta. Entonces, se le ilumina el rostro, crea una carpeta nueva en mis documentos y empieza a descargar cuanto PDF encuentra sobre geología, pero está obsesionado con la mineralogía rosarina y lo único que encuentra es un archivo sobre “Especificaciones técnicas en mezclas asfálticas.” Le vocifera al buscador de Google: “¿Sabés cuándo el asfalto va a ser considerado como un componente del subsuelo rosarino, eh, sabés cuándo? Yo te lo digo: dentro de dos millones de años cuando todo esto se haya degradado y los futuros geólogos crean que el asfalto era un componente más de los minerales que hay en Rosario.” Sigue googleando y encuentra un catálogo sobre lombricultura. Amenaza con el puño a la computadora y le grita: “¡Pero vos me estás cargando! ¡¿Cómo me vas a proponer un catálogo de lombrices?!

La esposa ya se ha acostado y desde el dormitorio le pide que apague la computadora y venga a dormir.

El tipo descarga la carpeta con los PDF a un pen drive, apaga la computadora, prende la tablet y se va a la cama. Empieza a ver los archivos y descubre que en Rosario hay: materia orgánica, arena, limo y arcilla. Pero en tanto va avanzando en la lectura se encuentra con términos más seductores: loess, sedimentos loessoides, suelos franco-limosos y que las arenas del Paraná contienen: cuarzo, microclina, ortoclasa, plagioclasa, piroxenos, illitas, circón, biotita alterada, limonita, pirita, calcopirita, magnetita y vidrio volcánico. Su ceño fruncido comienza a distenderse y esboza una sonrisa. Los feldespatos rosarinos corresponden a silicatos de sodio y calcio, es decir, plagioclasas; y que también hay en menor medida silicatos de potasio y aluminio, o sea, la microclina y ortoclasa. Encuentra la fórmula de la moscovita y entra en éxtasis: 6SiO2.3Al2O3.K2O.2H2O

Apoya la tablet sobre su corazón henchido de felicidad, se acomoda sobre el respaldar de la cama y sigue leyendo: sedimentos del Cuaternario, sedimentos de origen eólico, minerales opacos de hierro amagnéticos, caolín… y se queda dormido con la tablet en las manos.

A las cuatro de la mañana lo despierta la esposa porque siente que está a punto de parir. Llaman por teléfono a la ambulancia de URG y a las ocho de la mañana nacen los mellizos. Para sorpresa de todos no son dos varones, es una niña y un varón.

Uno de los médicos le pide al tipo, recién recibido de padre de los mellizos, que llene dos fichas y coloque los nombres de los bebés y él con profunda alegría geológica destierra los nombres previstos para varones, tiembla su pulso, respira profundo y escribe con letra clara y decidida: Limonita en la ficha de la niña y en la del niño Caolín.

Violeta Paula Cappella.- 




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