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sábado, 26 de octubre de 2019

El hombre más malo del mundo



Por Mireya Cappella de Klostenmayer

Es el hombre más malo del mundo. Tomó unas fotografías y con unos rituales de brujería dijo: “Yo voy a matar a este gatito”.

Los leonlandeses se dieron cuenta que algo andaba mal y vieron a su gatito que estaba lleno de tristeza. Convocaron a una reunión y advirtieron que el hombre más malo del mundo se había hecho de fotografías de Leonlandia del Sur y se había dedicado a hacer daño a través de su mente agusanada y maloliente.

El hombre más malo del mundo siguió haciendo daño; escondido como la sierpe trabajaba con sombras y humos negros, se deleitaba y sonreía cada vez que utilizaba rituales de muerte y suciedad. Entonces, los leonlandeses hicieron lo propio: convocaron e invocaron a todos los seres de Luz y Amor, controlaron las sombras y las despacharon de vuelta a su dueño, el hombre más malo del mundo.

Una leonlandesa, dedicada a escribir contra el tabaco y a favor del aire puro, una de las creadoras de FLAP, una joven bella y agraciada, inteligente y de agradables tratos, también fue atacada: el hombre más malo del mundo le colgó remolinos de humo negro y pestilente a sus espaldas. La maldad lo identifica, la crueldad es su modo de vida y las podredumbres son sus herramientas, por eso es tan feo, por eso cada vez es más desagradable y vil. Si él quisiera ser decente, podría renunciar a su mundo de bajos astrales y dedicarse a hacer el bien al mundo, pero no tiene coraje para ser buena persona: se ha acostumbrado a ser malo.

El hombre más malo del mundo siguió dañando y cada vez se hizo más y más perverso; su alma llora y le pide a gritos que deje el mal, pero ya es tarde y el cordón de la Vida Una ha adelgazado y cada vez que trabaja con sus rituales se aleja más y más del centro de toda luz.

Mientras tanto, los leonlandeses, atraíamos y continuamos atrayendo fuerzas de luz y poder para transmutar toda vejación y violación a nuestro territorio y habitantes. El hombre más malo del mundo es un degenerado.

Pero el hombre más malo del mundo no se daba por vencido y continuaba haciendo daño porque sí, porque siente odio hacia quienes son diferentes a él, hacia quienes son bellos de cuerpo y alma, hacia quienes son seres de luz y trabajan con la luz. Su lacayo, un gordinflón relleno de toda clase envidias, le pasaba una y otra foto nuestra. Nos dimos cuenta de la conexión entre ambos cuando las palabras y frases los delataron. El hombre más malo del mundo tenía bajo sus pies al gordinflón y el gordinflón a su vez se creía muy astuto siendo su lacayo. 

El gordinflón ha perdido dinero pagándole al hombre más malo del mundo para que nos haga daño y lo peor de todo: ha perdido la poca dignidad que tenía subsumiéndose al hombre más malo del mundo y arrastrándose ante él.

El hombre más malo del mundo hizo algo deleznable a favor de sí mismo: él se había enamorado de una mujer y la embrujó para que ella estuviese a su lado. La pobrecilla ni se ha dado cuenta de ello; será cuestión de trabajar sobre el tema para liberarla de las fauces del mal.

Así es que ahora, el hombre más malo del mundo sigue oculto y ha decidido continuar haciendo daño, pero los leonlandeses estamos más que advertidos y armados para contrarrestar al hombre más malo del mundo, un ser feo, deforme, oscuro y despreciable.




jueves, 24 de octubre de 2019

Un pajarito se fue a dormir


Los árboles de Plaza Pringles se llenaron de pajaritos. Hay de todos colores, inclusive hay cotorras que cuando se despiertan charlan mucho entre ellas y después se van volando. Estas cosas pasan ahora, nos contó el tío Berwin, porque los chacareros que no quieren al ambiente, desmontan, fumigan y dañan toda la naturaleza entera. 

Algunos pajaritos son muy chiquititos, como por ejemplo, los mixtos, que son una mezcla de jilguero con otros pajaritos. Son muy lindos y pian muy fuerte. 

También hay muchas palomas que son de diferentes razas. 


Todas las aves ya no nos tienen miedo porque saben que no les vamos a hacer nada, entonces se acercan y picotean el suelo al lado nuestro.

Mientras jugábamos ayer en la plaza para niños, vimos que un pajarito parecía cansado, quizás de los ruidos del tránsito, quizás de tener que trabajar mucho llevando comida al nido porque tiene pichones. Por suerte, los pajaritos hacen familias como la de los seres humanos pero mucho más amigables porque no se pelean o se gritan como esos vecinos que viven a mitad de cuadra que todos los días tienen un problema nuevo.

El pajarito que estaba cansado se fue volando a una rama y cerró por un ratito los ojos, la rama no estaba tan alta, por eso lo pudimos ver. Me hubiese gustado sacarle una foto, pero no hay que molestar a los animales cuando están durmiendo porque ellos escucha todo mucho mejor que los seres humanos y se despiertan muy rápido asustados porque no entienden qué está pasando.

Y el pajarito se quedó dormido un rato largo, mientras nosotros seguíamos jugando. Después pensamos que podía ser un pajarito viejito que necesitaba dormir una siesta. 

Al rato, comenzó a llover un poco, entonces nos dimos cuenta que el pajarito sabía que iba a llover y nosotros ni nos dimos cuenta. 


La tía Perla estaba de visita en Leonlandia del Sur y bajó a la Plaza para despedirse de nosotros porque el viaje hasta Fisherton es largo y si llueve fuerte, no está bueno manejar. Le contamos del pajarito que se fue antes a dormir y la tía Perla nos dijo que todos los animales tienen muy desarrollado el instinto para así poder sobrevivir en la naturaleza. Nos contó que en Suiza la gente les arma casitas de madera a las aves para que cuando venga el invierno no tengan frío durmiendo en las ramas.

Todos los pajaritos son muy bonitos y hay que cuidarlos mucho, los niños y niñas leonlandeses estamos pensando en hacer también casitas para los pajaritos y ponerlas muy altas en las ramas para que la gente mala no se las robe. 

Tommy Fox Talbot
Edelweiss Fox Talbot
Sven Fox Talbot