Por Mireya Cappella de Klostenmayer
Es el hombre más malo del mundo. Tomó unas
fotografías y con unos rituales de brujería dijo: “Yo voy a matar a este gatito”.
Los leonlandeses se dieron cuenta que algo
andaba mal y vieron a su gatito que estaba lleno de tristeza. Convocaron a una
reunión y advirtieron que el hombre más malo del mundo se había hecho de
fotografías de Leonlandia del Sur y se había dedicado a hacer daño a través de
su mente agusanada y maloliente.
El hombre más malo del mundo siguió haciendo
daño; escondido como la sierpe trabajaba con sombras y humos negros, se
deleitaba y sonreía cada vez que utilizaba rituales de muerte y suciedad. Entonces,
los leonlandeses hicieron lo propio: convocaron e invocaron a todos los seres
de Luz y Amor, controlaron las sombras y las despacharon de vuelta a su dueño,
el hombre más malo del mundo.
Una leonlandesa, dedicada a escribir contra el
tabaco y a favor del aire puro, una de las creadoras de FLAP, una joven bella y agraciada, inteligente y de agradables tratos, también fue atacada:
el hombre más malo del mundo le colgó remolinos de humo negro y pestilente a
sus espaldas. La maldad lo identifica, la crueldad es su modo de vida y las podredumbres son sus herramientas, por eso es tan feo, por eso cada vez es más desagradable y vil. Si él quisiera ser decente, podría renunciar a su mundo de bajos astrales y dedicarse a hacer el bien al mundo, pero no tiene coraje para ser buena persona: se ha acostumbrado a ser malo.
El hombre más malo del mundo siguió dañando y cada vez se hizo más
y más perverso; su alma llora y le pide a gritos que deje el mal, pero ya es
tarde y el cordón de la Vida Una ha adelgazado y cada vez que trabaja con sus
rituales se aleja más y más del centro de toda luz.
Mientras tanto, los leonlandeses, atraíamos y
continuamos atrayendo fuerzas de luz y poder para transmutar toda vejación y violación
a nuestro territorio y habitantes. El hombre más malo del mundo es un
degenerado.
Pero el hombre más malo del mundo no se daba
por vencido y continuaba haciendo daño porque sí, porque siente odio hacia quienes son diferentes a él, hacia quienes son bellos de cuerpo y alma, hacia quienes son seres de luz y trabajan con la luz. Su lacayo, un gordinflón
relleno de toda clase envidias, le pasaba una y otra foto nuestra. Nos
dimos cuenta de la conexión entre ambos cuando las palabras y frases los
delataron. El hombre más malo del mundo tenía bajo sus pies al gordinflón y el
gordinflón a su vez se creía muy astuto siendo su lacayo.
El gordinflón ha
perdido dinero pagándole al hombre más malo del mundo para que nos haga daño y
lo peor de todo: ha perdido la poca dignidad que tenía subsumiéndose al hombre
más malo del mundo y arrastrándose ante él.
El hombre más malo del mundo hizo algo
deleznable a favor de sí mismo: él se había enamorado de una mujer y la embrujó
para que ella estuviese a su lado. La pobrecilla ni se ha dado cuenta de ello;
será cuestión de trabajar sobre el tema para liberarla de las fauces del mal.
Así es que ahora, el hombre más malo del mundo
sigue oculto y ha decidido continuar haciendo daño, pero los leonlandeses
estamos más que advertidos y armados para contrarrestar al hombre más malo del
mundo, un ser feo, deforme, oscuro y despreciable.
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